60 aniversario
del edificio de nuestra Facultad (2020)
Hace 60 años (un 3 de mayo de 1960) que nuestro Rector de ese entonces, y Benemérito de la Patria, el Lic. Rodrigo Facio Brenes, cortó la cinta de inauguración del actual edificio de la Facultad de Ciencias Económicas, ante la presencia de la comunidad universitaria, los representantes de los Supremos Poderes, de las instituciones autónomas, de personal diplomático y de los amigos de la Universidad de Costa Rica. Fue un acontecimiento nacional, no solo por el esfuerzo realizado para su construcción (se construyó con un préstamo del INS y del sistema bancario con un monto cercano a los 2 millones de colones, con una área de 4.380 mts), sino por la belleza del edificio, que mostraba un lindo jardín central rodeado de amplios balcones, pasillos y de aulas, diseñado por la Primera Dama, la Sra. Olga de Benedictis de Echandi.
Inauguración del Edificio de Ciencias Económicas en Mayo de 1960
Y hablando en esa ocasión manifestaba: “…para celebrar un acto que es a la vez fiesta de la vista y fiesta del espíritu: la inauguración de un nuevo pabellón que viene a embellecer aun mas nuestra Ciudad Universitaria, viene a ofrecer facilidades, oportunidades y estímulos al trabajo académico y científico que en ella se realiza.
Esa, en efecto es la clave de la vitalidad y el éxito de nuestro modesto campus: el que lo material responde a las necesidades, tiene el tamaño y se ajusta a los requerimientos del mundo espiritual de la cultura”. En esa ocasión don Rodrigo aprovechó- como era su costumbre, en la inauguración de edificios, del año lectivo y de graduaciones – para hacer reflexión sobre las limitaciones del financiamiento para seguir expandiendo la institución y la educación pública nacional, pero agregando también una mirada optimista del papel de la UCR, para consolidar la vocación democrática del costarricense y del estado social de derecho. Aprovechó también ese momento para hacer una reflexión sobre las relaciones entre la economía, el derecho y la educación, y su importancia para sacar adelante la empobrecida Costa Rica, después de la posguerra.
En otra sección de su discurso señaló:
Congrégase en esta tarde de mayo una vez más con nosotros-estudiantes, profesores y funcionarios de la Universidad de Costa Rica- los representantes de los Poderes Públicos, de las Instituciones Autónomas y de los países que con el nuestro mantienen cordiales relaciones, y los demás amigos que siguen con atención cordial nuestros esfuerzos, para celebrar un actos que es a la vez fiesta de la vista y fiesta del espíritu: la inauguración de un nuevo pabellón que, al tiempo que viene a embellecer aún más nuestra Ciudad Universitaria, viene a ofrecer facilidades, oportunidades y estímulos al trabajo académico y científico que en ella se realiza.
Esa, en efecto es la clave de la vitalidad y el éxito de nuestro modesto campus: el que lo material responde a las necesidades, tiene el tamaño y se ajusta a los requerimientos del mundo espiritual de la cultura. Y todo: muros y planes de estudio, piedra y métodos de investigación, está inspirado por las urgencias del espíritu y puesto al servicio de la juventud costarricense. Y, por medio de ella, del futuro de esta Patria costarricense, tan pequeña y tan grande a la vez.
El pabellón que hoy oficialmente brota de la tierra apuntando al cielo y sonriendo a los alrededores, es el pabellón de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, pero por varios años va a estar al servicio simultáneo, en absoluta igualdad de circunstancias, tanto de dicha Facultad como la de Derecho, y también de la Escuela de Servicio Social, el cálido y significativo ejercicio de confraternidad universitaria, cada día más obligada y activa en vista del crecimiento de las necesidades de todos nuestros organismos y dependencias y de la limitación de nuestros recursos. (…)
Las autoridades de la Universidad encontramos en este arreglo provisional que enuncio, una feliz coincidencia y un positivo simbolismo.
Cuando pensamos que bajo el mismo techo van a estar reunidas, laborando y colaborando intensamente, la Escuela universitaria más antigua y venerable con una de las más nuevas y dinámicas; la que hace su preocupación central de la libertad, la justicia y la seguridad, con la que hace del crecimiento material y la prosperidad social [su razón de ser]; la que enseña una ciencias que se remonta a Roma con la que enseña disciplinas que están apenas terminando de forjarse: encontramos la coincidencia en que el interés de la una y de la otra está centrado en el hombre y [en] la sociedad, y el simbolismo, en que la orgánico fusión de lo jurídico y lo económico social es hoy por hoy uno de los más perentorios deberes nacionales. (…) Hay un mundo de relaciones recíprocas entre Educación, Derecho y Economía. Se requiere un ambiente de libertad y seguridad para poder hacer obra educativa, pero al tiempo es menester la educación para poder gozar realmente de la libertad y saber cómo defenderla. Se necesita también de libertad y la seguridad para poder trabajar gustosamente y producir con abundancia, pero al tiempo es necesario el bienestar material para poder disfrutar plenamente de la libertad.
Hay que financiar el desarrollo de la educación, pero hay imprescindiblemente que educar para desarrollar la economía. (…) Y ahora, en nombre de Consejo Universitario, declaro de manera oficial inaugurado el edificio en esta fecha de acontecimientos universitarios que llevamos grabados en el corazón. Porque fue un 3 de mayo, el 3 de mayo de 1843, cuando aquellos venerables patricios que reconocieron en la educación la clave de la democracia y el progreso, fundaron la Universidad de Santo Tomás, de la cual la Universidad de hoy respetuosamente se reconoce hija y heredera; y fue otro 3 de mayo, exactamente un siglo después: el 3 de mayo de 1943, cuando se declaró oficialmente establecida la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, en cuyas manos limpias y constructores dejamos hoy el cuidado de este magnífico pabellón. Al hacerlo, yo siento el deseo de saludar a todos sus profesores, estudiantes y funcionarios de ayer y de hoy, y encuentro que la manera más propia y justa de hacerlo es saludando a su primer Decano, don Luis Demetrio Tinoco, a cuya visión y entusiasmo se debió en verdad el establecimiento de la Escuela, ya don Wilburg Jiménez, su devoto y dinámico Decano de hoy.
Al saludar a ambos, y por su medio a todos los que algo, grande o modesto, han hecho o están haciendo por la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, elevo mis más fervientes votos porque ella siga mostrando el dinamismo, la capacidad de adaptación a los requerimientos del país y el alto sentido de servicio que la han caracterizado, sin interrupción alguna, en sus 17 fecundos años de existencia”.
Por su parte el Decano, el Lic. Wilburg Jimenez Castro, se concentró en exponer el aporte de la UCR en la preparación de profesionales en las distintas carreras y sus planes de estudio y específicamente en la Escuela de Ciencias Económicas y Sociales (así llamada en ese entonces), el desarrollo de especialidades en Economía, Contabilidad, Estadística y Seguros, Trabajo social, Administración Publica, así como el Departamento de investigaciones y expresaba:
“El país demanda entre otros aspectos, el mejoramiento tecnológico en muy diversos campos profesionales y vocacionales, a fin de compensar la carencia que tenemos de varios recursos, y entre ellos de los que constituyen los otros factores para obtener su desarrollo, es decir: aumento de las inversiones, crecimiento y características etéreas de la población y escasos recursos materiales. Somos un país eminentemente agrícola; con una economía basada en gran parte en dos únicos productos: café y banano; con una industria de transformación que depende en un alto grado de materias primas básicas importadas; con una población que crece a uno de los ritmos más notorios en el mundo, lo cual hace que contemos con un sector considerable que demanda servicios educativos, asistenciales, de seguridad, etc. Y cuya financiación depende de un porcentaje relativamente pequeño de la población activa.
Costa Rica tiene además, una administración pública que ha crecido en términos generales, sin sistemas o planes previamente estudiantes y en más de una oportunidad por presiones o intereses políticos. Los sistemas fiscales parecen también no ser los mejores, y ello lo demuestra el alto porcentaje de ingresos públicos que provienen de impuestos indirectos y las tendencias menores de crecimiento que tienen los recursos probables para atender los egresos estimados. Hasta hace poco la empresa privada también había venido usando los mismos sistemas tradicionales de trabajo que se heredaban de padres a hijos, y su círculo directo estaba casi circunscrito a la familia dueña de la industria, el comercio, etc. Dichosamente, ese estado de cosas ha venido teniendo una transformación paulatina y un mejoramiento notable en los últimos años, gracias al aporte que ha hecho la Universidad por medio de la preparación profesional en las distintas carreras que constituyen sus planes de estudio. La Escuela de Ciencias Económicas y Sociales ha preparado hasta finales de 1959, alrededor de 200 profesionales en las siguientes especialidades: Contabilidad y Administración 142, Economía 17, Estadística y Seguros 33 y Servicio Social 8, además, de los trabajadores sociales que han terminado sus estudiaos dentro del plan especial que para tal efecto tiene la Escuela Anexa.
Esa contribución ha sido notable y la demostración patente es el análisis de las posiciones y actividades que desarrollan nuestros egresados en el Gobierno, en los organismos estatales descentralizados, en la industria, en el comercio, en los organismos internacionales, etc. Un número considerable de nuestros egresados, 48% trabaja en instituciones estatales autónomas, el 26% en el Gobierno y un 26% en actividades privadas. Además, el 51% de ellos ocupan posiciones directivas en las empresas donde laboran. En esta tarde en que se inaugura este bello edificio en el cual trabajarán tres Escuelas Universitarias: la de Derecho, la de Servicio Social y la nuestra, y lo que harán con la hermandad que caracteriza a todos los componentes de nuestra Alma Mater, es convenientes analizar nuevamente lo que ha logrado la Escuela de Ciencias Económicas y Sociales, en sus diecisiete años de existencia; también es oportuno formular algunas inquietudes acerca de las responsabilidades que ella tendrá en el futuro, para coordinar el logro de ese desarrollo económico y mejoramiento social de nuestro país. Es pues éste, un momento de meditación, de enjuiciamiento histórico y sobre todo de proyección futura. El día 3 de mayo de 1943 se firmó el Decreto de establecimiento de nuestra Escuela coincidiendo con la fecha del centenario de la fundación de la antigua Universidad de Santo Tomás.
A pesar de que sus objetivos han variado en algunos aspectos desde entonces, básicamente las inquietudes que se tuvo al establecerla, siguen siendo las mismas al pasar de los años, y de las diferentes épocas por las que ella ha atravesado. Otras juventudes llenas sus aulas; algunos queridos compañeros de labores no nos prestan su concurso actualmente, después de haberlo hecho con gran carió, dedicación y capacidades; otros tenemos en el preséntela dirección administrativa y técnica; pero en todos, existe siempre el mismo espíritu que tuvieron sus fundadores: el servicio del país a través de la preparación académica de los alumnos y por su medio del desarrollo de su personalidad. (…) La actividad industrial que se está iniciando debe tener una clara concepción de sus responsabilidades sociales para con el país y para con su propia subsistencia futura.
Creo en que la necesidad de contar en Costa Rica con una empresa privada pujante, con incentivos de lucro, puesto que las ganancias son uno de los medios de subsistencia equilibrada que debe tener toda empresa particular y son, además, un estímulo para alcanzar junto con la tecnología, innovación en los equipos, en las técnicas y una retribución justa a los esfuerzos del personal y a los dueños de la empresa.
Esa tecnología se alcanzará mejorando sustancialmente la preparación del obrero, pero también capacitando a quienes ocuparán las labores directrices de esas nuevas industrias. A ello obedece el cambio que hemos venido haciendo en los cursos de la antigua Sección de Contabilidad, hoy transformada en la de Administración de Negocios de la cual es Jefe actualmente el Lic. Adonai Ibarra Bejarano. De ella saldrán en el futuro los Contadores Públicos y también los gerentes, asesores, jefes departamentales, etc. Para las nuevas industrias. Su preparación demanda concepción y gestación presentes y hacia tales propósitos se están orientando las actividades de los respectivos planes de estudio. En la próxima década, la administración pública costarricense deberá tener también una transformación acentuada, que al mismo tiempo que mantenga nuestras más queridas conquistas democráticas pasadas, nos permita tener mayor eficiencia en la operación de la maquinaria estatal, todo ello de acuerdo con los lineamientos políticos que imperen en ese período, y anteponiendo a cualquier mejoramiento, el respeto a la soberanía del pueblo.
Nuestra Escuela ha de coadyuvar también en el logro de esos propósitos, preparando en su Sección de Administración Pública, los funcionarios administrativos bajo cuya responsabilidad estará la ejecución de los planes de Gobierno, que los políticos y funcionarios de elección determinen y decidan. Es probable que a base de autoridad técnica, ellos logren convertirse por confianza de estos últimos, en sus asesores, y si eso sucede, sus consejos deberán tener como meta única el servicio del país. A través de los cursos que se impartirán en la Sección de Administración Pública de nuestra Escuela, les enseñaremos a los alumnos la importancia que tiene el respeto profundo por la Constitución y las leyes del país; pero les enseñaremos también que un marco legal no basta para alcanzar la eficiencia administrativa, la dignificación de su propio trabajo, el respecto de sus superiores, compañeros y subalternos y el apoyo de la opinión pública, si todo ello no va unido a un respeto sincero y practicado de servicio a la comunidad, meta en la cual se encuentra la verdadera medición de la eficiencia de toda empresa. Nuestro país también necesitará en ese futuro cercano de profesionales que laborando en sectores públicos y privados, permitan a las respectivas empresas trabajar en mejores condiciones económicas y de seguridad social. A ello obedecen los nuevos planes de estudio para las Secciones de Economía, Estadística y Seguros y los de la Escuela Anexa de Servicio Social.
Las dos últimas están actualmente bajo la dirección del Pbo. Francisco Herrera Mora y del Profesor Fernando Zumbado Berry. Tenemos puestas las esperanzas más fervientes en que los profesionales que tomen esas especialidades brindarán su valioso concurso para establecer nuevos sistemas presupuestales y de planificación, que nos permitan usar con mayor racionalidad los escasos recursos materiales que tenemos; de que a través de investigaciones estadísticas y económicas se podrán conocer mejor las realidades pretéritas y especialmente la orientación que debemos dar a las actividades futuras; de que a base de buenos cálculos actuariales logremos contar con regímenes de seguridad social que ofrezcan protección a todos los servidores, pero sin que ello signifique la obtención de prevendas de grupos, o un lastre para la economía nacional.
A través de buenos sistemas de pensiones y de seguros, se logrará un justo reconocimiento a quienes han servido con eficiencia y lealtad. Los trabajos de servicio social permitirán mejor entendimiento y relaciones humanas y darán una valiosa ayuda a la comunidad para el mejoramiento de las actividades que ella demanda en ese importante campo. En el campo de la investigación científica, se ampliarán y complementarán los estudios que hemos venido haciendo con gran éxito en Economía, en Estadística y en Administración. Nuestra Escuela puede llegar a convertirse en un gran laboratorio del desarrollo económico y del mejoramiento social de Costa Rica. Contamos para ellos ahora con una plata física adecuada a nuestras necesidades , con personal técnico capacitado a base de estudio profundo y sistemático, y que tiene además, gran experiencia. (…) Conscientes todos de la confianza que se ha depositado en nosotros, como funcionarios, profesores o alumnos universitarios, debemos hacer una promesa al país en este momento histórico: nuestros esfuerzos, conocimientos y el saber que hemos aprendido en las aulas del Alma Mater, estarán siempre al servicio de Costa Rica”
Finalmente, al volver una mirada hacia atrás, en estos 77 años desde su fundación (3 mayo 1943) la Facultad de Ciencias Económicas ha respondido a las necesidades del país con la formación de más de 27 mil profesionales preparados para atender las necesidades del sector privado y público en el desarrollo económico y social del país cumpliendo los objetivos que su fundador el Lic. Luis Demetrio Tinoco Castro y quienes lo acompañaron en sus inicios como el Lic. Rodrigo Facio Brenes, el Prof. José Joaquín Trejos Fernández, el Dr. Eduardo Iglesias Rodríguez, el Lic. Rafael Alberto Zúñiga, el Lic. Jaime Solera Bennet, entre otros.
Hoy día es la Facultad de Ciencias Económicas, la que por su misma naturaleza esta presente en todas las sedes y recintos de la UCR, con una población estudiantil cercana a los 11mil estudiantes y un cuerpo docente de 350 con centros e instituto de investigación y programas sociales de alto alcance en los sectores vulnerables del país, cuya graduación promedio que ronda 1.100 nuevos profesionales por año y que siguen aportando su conocimiento y capacidades para hacer de Costa Rica un país, más progresista, más justo y con mejores niveles de vida.
Gracias a la visión de esos grandes hombres de la Costa Rica de los 40s , hoy la Facultad de Ciencias Económicas es referente no solo en la formación de profesionales con excelente calidad académica, sino también en la investigación pura y empírica que realizan sus institutos en los diversos problemas nacionales.